Antonio Banderas ha dejado de ser, por unos minutos, la estrella malagueña que conquistó Hollywood, para ser el flamante padrino de la boda de su única hija. Eso sí, salvando las distancias de una boda cualquiera, porque la de Stella del Carmen ha supuesto todo un acontecimiento en Valladolid, adonde han llegado más de un centenar de invitados que han cruzado el charco para celebrar el amor de la niña de los ojos del intérprete español y Melanie Griffith.
Con el pelo recién cortado, como él mismo ha confesado, con un esmoquin impoluto digno de un ganador de Oscar, Banderas ha querido dejar claro que estar en lo más alto no está reñido con ser un hombre que se viste por los pies. Cercano y con la amabilidad y la generosidad que le caracteriza, el actor no ha tenido reparos en salir a las p