CIUDAD DE MÉXICO- Cuando las lluvias torrenciales azotaron una franja de México la semana pasada, el río Cazones creció tan rápidamente que prácticamente no hubo tiempo de huir.

En apenas unas horas, el río creció muchos metros, dijeron las autoridades y los residentes, desbordando sus orillas y vertiéndose en las casas de la gente, incluso en Poza Rica, una pequeña ciudad de clase trabajadora del estado de Veracruz.

“La alerta llegó cuando la ola ya estaba encima”, dijo Adán González Ortega, residente de 78 años, en una entrevista el jueves.

Él consiguió llegar a casa de su hermana cuando el agua le llegaba hasta la cintura, dijo, pero no todo el mundo tuvo tanta suerte.

Al menos 70 personas han muerto en la catástrofe y otras 72 permanecen desaparecidas, dijeron las autoridades el ju

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