Jarro de agua fría para el Casademont Zaragoza, que perdió frente al Breogán en medio de un mar de dudas (84-88), sin encontrar la constancia en defensa ni el camino en ataque. Solo Yusta mantuvo el aliento para su equipo, con la aparición desesperada de Robinson al final, pero el equipo echó de menos la intensidad de Joaquín en pista en los momentos clave, sufrió por dentro y por fuera y ni encontró ni mantuvo el quinteto en pista que pudiera darle un impulso en el partido.

El Breogán, que no había ganado todavía, se llevó el triunfo con toda justicia, empleó mejor sus armas y desarboló a un Casademont que no ofreció las buenas sensaciones de las primeras jornadas. Se quejó también, y con razón, del arbitraje , con criterio diferente para señalar faltas que parecían iguales, pero

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