Con Chiches tienes que estar muy atento a la conversación —al margen de que siempre merece la pena— pues te salta de la cruda realidad a la ironía sin torcer el gesto ni dejar ninguna señal de su "vuelo". Mientras lamentas esos problemas de salud que le impiden permanecer de pie y debe sentarse "para resistir" lo remata con un "no voy al médico porque como ya sé cuando me sellan la tarjeta y me llaman para pintar en el otro lado, que ya tengo ganas, dicen que se está tan bien". — ¿Cómo? — Es que yo ya sé cómo va esto. No ves que mi abuela fue algo bruja y curandera, pero de las buenas, de las de verdad, de las de las ventosas y esas cosas, que te dejaba como nuevo, no estos cantamañanas de ahora. Una leve sonrisa te da una pista, pero él vuelve a la llamada de la sangre. Recuerda cuando tr
"Mi padre y sus padres y los padres de sus padres hemos sido hojalateros"

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