Fin de semana de otoño, paseo al atardecer por un viñedo, visita a una bodega y cata de vinos. Apetecible, ¿verdad? Ahora cambiemos el viñedo ... por un campo de pimientos de piquillo en Lodosa, la visita a la bodega por una conservera y la cata por un taller de asado y embotado con artesanos. El plan sigue siendo atractivo, quizá menos evidente, ideal para el viajero 'foodie' que ya se ha pateado decenas de bodegas y busca algo distinto. A esa diferencia apela el Gobierno de Navarra para construir un destino enogastronómico. Ojo, que no se trata solo de convertir el campo en un reclamo: en este caso, el turismo es una herramienta para revalorizar sus productos. Si visitar las bodegas ha conseguido que entendamos lo que vale el trabajo detrás de cada botella, ¿por qué no hacer lo mismo
Navarra enseña lo que vale un pimiento

89