Salamanca se ha vestido de rosa, verde esperanza y blanco. Tres colores que, más allá de su belleza, se transformaron en un grito colectivo de apoyo, fuerza y solidaridad . La XI Marcha contra el Cáncer volvió a batir récords de participación: 15.000 dorsales agotados y muchos más salmantinos acompañando el recorrido sin número , demostrando que la ciudad entera late al unísono cuando se trata de luchar contra la enfermedad.

El ambiente era indescriptible desde primera hora de la mañana. Familias enteras, grupos de amigos, deportistas y mayores compartían un mismo propósito : caminar por quienes pelean cada día contra el cáncer y recordar a quienes ya no están. Desde las inmediaciones del río Tormes, junto a la Iglesia del Arrabal, partió la marea humana tras la cuenta atrás.

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