Carmenza Banguera (Cali, 1991) no hace arte para celebrar la identidad afrodescendiente: lo hace para tensarla. Lo suyo no es la afirmación decorativa, sino una exploración punzante de los mecanismos –visibles y soterrados– con los que la sociedad racializa, reduce y mercantiliza los cuerpos negros. Su práctica no gira únicamente en torno al orgullo étnico, sino también en torno a las zonas grises de ese mismo orgullo: cómo se instrumentaliza, cómo se estetiza, cómo se vuelve mercancía para calmar culpas o cumplir cuotas.

Formada en Cali, con una obra que ha viajado por distintos espacios de América y Oriente Medio, Banguera ha desarrollado un lenguaje propio que no teme incomodar. Su herramienta más afilada es el sarcasmo, no como adorno retórico, sino como dispositivo crítico. En obras

See Full Page