Viajeros en busca de escenarios imponentes llegan a un rincón remoto del Atlántico norte, donde los acantilados se alzan como murallas naturales y el mar golpea con furia impredecible. No es un paisaje cualquiera: aquí, James Bond encontró su final en No Time to Die , y desde entonces este paraje se convirtió en destino de culto para los más aventureros.

Se trata de la Isla Kalsoy , uno de los tesoros ocultos del archipiélago de las Islas Feroe , bajo soberanía danesa y situado entre Escocia, Noruega e Islandia. Pese a su reducido tamaño, este conjunto de 18 islas escalonadas atrae a decenas de miles de visitantes cada año, ofreciendo una alternativa auténtica y menos saturada que la popular Islandia, con la promesa de paisajes únicos y emociones intensas.

Más allá de sus p

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