El nombre de Daniel Quintero Calle, alias Pinturita, hoy suena a corrupción, poder familiar y contratos amañados. Este escándalo combina poder paralelo, contratos direccionados, bienes de origen dudoso y una larga lista de lujos imposibles de justificar. En el centro de esa red aparece su hermano, Miguel Quintero Calle, señalado como presunto operador, beneficiario y cerebro de una estructura que habría movido contratos, influencias y favores dentro del círculo más íntimo del poder local.
Lo que revelan los documentos, chats, audios y testimonios publicados por SEMANA , El Colombiano y Noticias Caracol no son simples irregularidades administrativas. Son las piezas de un sistema que habría permitido a Miguel Quintero actuar como un poder en la sombra, manejando entidades públicas del