Llegar a la noche con la casa desordenada genera una sensación de pendiente que impide desconectarse del todo. Por eso, crear una rutina nocturna es una forma sencilla de cerrar el día con orden externo e interno. No se trata de hacer una limpieza profunda, sino de establecer una secuencia breve y constante que te permita irte a dormir sabiendo que todo está en su lugar.

El primer paso es definir un horario : puede ser justo después de cenar o unos 30 minutos antes de acostarte. Ese momento se convierte en tu ritual de cierre del día. Luego, elegí tres o cuatro tareas básicas que quieras mantener cada noche, como guardar los platos, despejar la mesa, dejar las superficies limpias y ordenar el living o la ropa que quedó fuera de lugar.

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