La gente de ciudad imagina a la cordillera como un lugar vacío y casi siempre hostil. Es un prejuicio: en el sur de Mendoza hay caminos de montaña cuyas vegas se salpican de flores y pasturas en verano, aunque durante el resto del año la nieve lo cubra todo. Y es en uno de esos paisajes -en El Azufre , Malargüe - donde un grupo de arqueólogos de la Universidad Nacional de Cuyo acaba de encontrar vestigios incas que desafían lo que se sabía sobre ese imperio.

"¡Es demasiado al sur para ser inca !", habría reaccionado hasta hace poco cualquier estudioso del tema. Ahora esas certezas pueden cambiar.

A pocos kilómetros de la frontera con Chile, unas paredes pircadas y una cueva empezaron a revelar el pasado de un lugar adyacente a las pistas donde avanza el proyecto del centro de

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