Katy Hernández aún sonríe al recordar aquel momento en que recibió la llamada para unirse a la selección española de baloncesto 3x3 para personas con discapacidad intelectual. Confiesa que se sintió “muy alegre y orgullosa” de sí misma. No solo por la convocatoria, sino por poder demostrar todo lo que ha aprendido en estos años y darlo todo junto a sus compañeras.
El pasado verano, en Astaná (Kazajistán), Katy vivió uno de los momentos más intensos de su vida deportiva: el Mundial en el que España logró la medalla de plata, cayendo solo ante la poderosa Australia. Fue, recuerda, una experiencia “dura pero muy bonita”, con rivales muy exigentes y partidos de enorme nivel. “Luchamos todas juntas, defendiendo mucho y creyendo hasta el final”, explica con orgullo. Para ella, que debutaba en e