–¿Cómo se te dio por la cocina?

–Llega por mi abuela. De ascendencia árabe (Siria), dedicó toda su vida a cocinar. Era ama de casa y, después, se casó con un italiano: ahí fusionaba las comidas del Medio Oriente con las pastas caseras de los domingos. En la heladera siempre había comida.

–¿Un plato de tu abuela? Uno...

–Las empanadas árabes y el kepi. Todavía tengo en casa un mortero de mármol, enorme. Al principio, ella hacía el kepi crudo con carne de cordero y lo molía en el mortero. Después, ya no pudo por una cuestión de fuerza. Cocinaba cantidades infinitas todos los días. A los 18, me fui a vivir solo; y el encuentro del mediodía en lo de mi abuela era lo mejor del día. Muchas veces, mis compañeros de trabajo hacían cola para ir; y cuando yo no iba, o iba solo, se ofendía: “¡Mirá

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