En el local de Marilyn Arzate , el aire huele a listones nuevos y a paja seca, con ramos y coronas que empiezan a llenar los pasillos, mientras que los clientes llegan a preguntar precios, comparar modelos y llevar los primeros materiales para elaborar los adornos con que recordarán a sus difuntos.

“Estoy manejando el ramito en 30 pesos y el ramo grande en 65; los aros de paja ya suben un poco más, de 55, 65 y 75, según el tamaño” , comenta Marilyn con naturalidad, entre rollos de listón y flores de tela.

Sin perder el ritmo rápido en sus manualidades, comenta que ella comenzó desde los nueve años en el oficio familiar . Y hoy a sus 35 años , representa la tercera generación de una familia dedicada a la venta de artículos florales .

En su mesa de trabajo descansan

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