Bolivia eligió un cambio radical después de 20 años de gestión del Movimiento Al Socialismo (MAS), con Evo Morales como líder y Luis Arce como el presidente en el último lustro. Pero el nuevo gobierno tendrá que pagar las cuentas de una política económica errática, que se consumió sus propios logros llevando al Altiplano a un ajuste que será inevitable.

El desafío de la nueva administración surgida en los comicios de la víspera será reordenar una economía que no tiene ni siquiera los dólares suficientes para importar combustible, la demanda más urgente de la población.

Todo el paquete de ajuste que el nuevo Presidente tomará desde el 8 de noviembre, cuando asuma en el Palacio Quemado, implicará un nuevo sacrificio de los bolivianos porque la solución que propone ejecutar el gobierno e

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