En el rostro de cada jugador de la Selección Colombia Sub-20 que alcanzó la tercera posición mundial, hay una historia que se extiende mucho más allá del fútbol. Cada pase, cada carrera y cada gol llevan consigo un acento distinto, un paisaje, una manera de entender el juego. Porque si algo reveló esta camada es que el talento colombiano sigue brotando desde los rincones más diversos del país, desde los barrios polvorientos del Caribe hasta las riberas del Atrato o las montañas antioqueñas. El fútbol, una vez más, es el hilo que cose a un país fragmentado por geografías, pero unido por la pelota.

Antioquia, tierra de tradición formadora, volvió a ser un epicentro de talento. Luis Mena, nacido en Turbo, y Weimar Vivas, oriundo de Vigía del Fuerte, son producto de esa Antioquia profunda, la

See Full Page