La imagen reluciente de Ángela Aguilar, vestida para ganar un reconocimiento en los La Musa Awards 2025, contrasta con el leve temblor de voz que apenas disimuló cuando confesó: “Tengo miedo”. En un escenario pensado para el aplauso, su declaración fue como un susurro fuera de guión.
Ese sentimiento público entre éxito y vulnerabilidad resume la dualidad de la fama en la que vive: princesa del apellido Aguilar, heredera de un linaje que impone expectativas, y al mismo tiempo atrapada en la exigencia de no fallar.
No es menor que la joven artista, ante la ovación, se permitiera reconocer el nervio que la acecha: “A veces hay que hacer las cosas con miedo, pero sin dejar de hacerlas”.
En ese instante, la alfombra roja no bastó para ocultar el peso de la figura: el legado familiar, el ruid