Hay lugares que, aunque hoy están deshabitados, siguen respirando historia, memoria y esencia . En la provincia de Huesca abundan estos enclaves: pueblos abandonados que no han perdido su alma , aunque ya no se escuche el bullicio de sus vecinos ni se celebren fiestas en sus plazas. Calles vacías, casas medio derruidas y rincones cubiertos de vegetación que aún conservan el eco de lo que fueron. Algunos están completamente en ruinas; otros, en cambio, han sido recuperados por asociaciones, voluntarios o nuevos pobladores decididos a darles una segunda vida.
Estos pueblos fantasmas de Huesca son hoy un atractivo para quienes buscan algo más que paisajes: una experiencia distinta de turismo rural , cargada de emoción, nostalgia y belleza. Repartidos entre los valles del Pirineo,