Ya no es París, Nueva York, Londres o Madrid.
Ahora el fútbol habla de destinos desconocidos, de ciudades y países a los que, probablemente, usted no viajaría a no ser que sea tan fanático del fútbol que quisiera conocer a aquellas selecciones que en pocos meses disfrutarán del Mundial de 2026, luego de rodar, estación por estación, hasta llegar al magno objetivo.
Visitar Jordania, Uzbekistán y Cabo Verde debe ser, cuando menos, una rareza. Estar allá, en sus ciudades, debe ser como lo que decía Miguel de Unamuno en “Niebla”, uno de sus libros de más renombre: “Uno no va a un lugar, sino que huye de aquel de donde viene”. Emprender tal viaje, además, implica casi como darle media vuelta al planeta al recorrer miles de kilómetros, porque habrá que llegar al Medio Oriente, a Asia Central y