El último Observatorio de Sanidad de Fedea traza un retrato alarmante y descorazonador sobre la situación del sistema nacional de salud. Más allá de que España lidere en longevidad, pero retroceda en calidad de vida, destaca el descenso notable en la valoración del servicio y las prestaciones, de tal forma que solo el 55 por ciento de la ciudadanía los aprueba cuando ese porcentaje alcanzó el 72% en 2019, con las listas de espera como laguna principal. Este desplome habla de un deterioro agudo que señala al Gobierno y acusa a una ministra como Mónica García, responsable de haber convertido la salud de la gente en un campo de batalla ideológica para ajustar cuentas políticas y personales. Su prioridad ha sido y es acabar con los gobiernos del PP y no el estado de los pacientes y el bienesta
Decadencia sanitaria

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