La Inteligencia Artificial (IA) ha revolucionado múltiples aspectos de la vida moderna, desde la medicina hasta la educación, la industria, la comunicación, entre otras áreas del conocimiento. Su acelerado desarrollo también plantea profundos desafíos éticos que la sociedad no puede ignorar. Ta es el caso de la privacidad de los datos, el uso de algoritmos sesgados, la transparencia en la toma de decisiones automatizadas y la posible sustitución de empleos humanos.
También surgen preguntas sobre la responsabilidad moral, como por ejemplo ¿Hasta dónde puede llegar la ética con la utilización de estas herramientas? O ¿Quién responde cuando una IA comete un error? Abordar estos dilemas con una mirada objetiva y regulatoria es crucial para garantizar que la IA se desarrolle de manera just