A primera hora del lunes, el templo del Señor de Luren se convirtió en escenario de uno de los actos más esperados por los fieles iqueños: la tradicional bajada del Señor de Luren, el Cristo Moreno, símbolo de fe y devoción en esta región del sur peruano.
A las 7:00 a.m. en punto, la imagen del Señor Crucificado de Luren fue descendida solemnemente desde su altar mayor, en un ambiente cargado de emoción, recogimiento y espiritualidad. El acto estuvo a cargo de los miembros de la Hermandad del Señor de Luren, quienes, como cada año, organizaron la ceremonia con profunda devoción y respeto por la tradición.
Durante el descenso, el silencio fue interrumpido solo por oraciones, cantos religiosos y algunas lágrimas de los presentes. Se trata de uno de los momentos más conmovedores de la