Por Astrid Arellano
Mongabay Latam
Miguel Torres Tapia recuerda con nostalgia los días en que, como buzo a pulmón, se sumergía en el agua y se encontraba rodeado de inmensos cardúmenes de corvina (Cilus gilberti) . En el mar de Ilo, en la región costera de Moquegua, al suroeste de Perú, no era nada raro sacar peces de hasta 20 kilos. “Eso ya no se ve”, lamenta el pescador artesanal.
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Su relato se remonta a épocas aún más antiguas, cuando sus ancestros incas admiraban desde la orilla el brillo dorado de las aletas de las corvinas. “El inca apreciaba a la corvina por su color brillante y su carne blanca, muy deliciosa”, recuerda al evocar la importanc