Nada más tentador que un plato de papas doradas , con borde crujiente y centro suave. Pero lograr ese equilibrio exacto —ni blandas ni quemadas— tiene su ciencia. Y la buena noticia es que el secreto no depende de ser chef, sino de seguir tres pasos infalibles.

1-El remojo previo, la clave que casi nadie hace

Después de cortar las papas (en bastones, cubos o gajos), lo ideal es dejarlas en agua fría durante al menos 30 minutos.

Ese remojo elimina el exceso de almidón y evita que se peguen entre sí o se ablanden al cocinarse. Si tenés tiempo, podés incluso cambiar el agua una vez y agregar unos cubos de hielo.

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2-Secarlas bien antes de cocinarlas

Un paso simple, pero

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