La ejecución de Bernardo Bravo, presidente de la Asociación de Limoneros de Apatzingán, cimbró a la clase política michoacana porque además de líder de los limoneros, era esposo de la presidenta del Tribunal Electoral del estado, Amelí Navarro.
Hace poco días, Bravo había denunciado que en Tierra Caliente seguía operando una red de extorsión del crimen organizado. Lo silenciaron para siempre. Ya se habla de un nuevo paro de labores de limoneros como el de hace un par de años. Es un delito añejo que suele atribuirse a la banda de Los Viagras.
Las autoridades ofrecen detener a los mafiosos, que se repliegan unos días y después reaparecen con mayores exigencias Es desalentador que pasan los años y los extorsionadores de Tierra Caliente siguen operando tan campantes. Al que se resiste lo eje