Cerca del yacimiento de Tiira (al norte de Finlandia), los investigadores tomaron muestras de agujas de 23 abetos rojos. Al analizarlas con microscopio y , hallaron oro en cuatro árboles. La sorpresa no fue solo el metal, sino con quién iba: alrededor había comunidades de bacterias “huéspedes” del árbo l (se llaman endófitas). Entre ellas, nombres técnicos como Cutibacterium, Corynebacterium y un grupo poco conocido (P3OB-42).
¿Cómo llega el oro ahí dentro?
La explicación es sencilla de entender: en el suelo hay trazas de oro disueltas. Esos microbios que viven dentro del abeto ayudan a convertir ese oro disuelto en pequeñas partículas sólidas (es lo que los científicos llaman "biomineralización"). Esas nanopartículas quedan atrapadas en una especie de gel que forman los propios micr