Sarah Meyssonnier | REUTERS
21 oct 2025 . Actualizado a las 17:40 h.
La entrada de Nicolás Sarkozy en la parisina prisión de La Santé (la misma en la que estuvieron encerrados el terrorista Chacal o el dictador panameño Noriega) es una vieja lección que todos los mandatarios con derivas autocráticas deben revisar de vez en cuando. De nada le ha servido al pequeño galo hijo de aristócratas húngaros exiliados su cautivadora sonrisa, el carisma de sus abrazos y su relación con Carla Bruni. El expresidente francés dormirá entre rejas —bien es verdad que pocos días, por su edad— y añade a su fulgurante carrera otro hito más: es el primer mandatario de un país de la UE —probablemente no será el último— que va a prisión por un delito de corrupción . Y que, además, tiene otros dos procesos