Desde mi punto de vista siento que nos hemos acostumbrado a pensar que el liderazgo es cosa de adultos y suele abordarse como una competencia que se activa en la adultez, una habilidad que se entrena cuando ya se ocupa un rol formal. Hemos visto que se invierte en programas de liderazgo para ejecutivos, en coaching para mandos medios, en diplomados para quienes ya están “en el ruedo”. Pero ¿por qué no sembramos sus raíces desde la infancia?

Cuando comprendemos el liderazgo como una forma de estar en el mundo entonces no deberíamos esperar a que alguien tenga un cargo para comenzar a desarrollarlo. “El liderazgo no es un rol, es una forma de estar en el mundo” y esa forma se moldea desde los primeros años de vida.

La infancia es ese gran terreno fértil donde se cultivan las habilidades

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