Chocoramo, Gansito, Gala… todos estos productos comparten algo más que su sabor dulce. No, no es que pertenezcan a la misma compañía. Lo que los une es su poder para despertar una sonrisa y evocar recuerdos.

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Para entender cómo una marca como Ramo logró dejar una huella imborrable en generaciones enteras, hay que viajar 75 años atrás, hasta la época en que Don Rafael Molano, su fundador, ofrecía los ponqués que preparaba su esposa, Ana Luisa Camacho , a sus compañeros cuando trabajaba como ejecutivo de nivel medio en Bavaria.

La idea nació como una forma de obtener ingresos adicionales, sin imaginar que el producto se convertiría en un ícono nacional. En cuanto al nombre, la historia señala q

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