Si hay algo que nunca falla a la hora del postre, es una buena torta helada. Y si encima lleva frutillas, éxito asegurado. Esta versión sin horno es tan fácil que hasta quien jamás encendió una batidora puede animarse a hacerla. Es fresca, cremosa y tiene ese saborcito a verano que enamora desde el primer bocado.

Lo mejor de todo es que no necesitás ingredientes raros ni técnicas complicadas. Solo un ratito de tu tiempo, ganas de algo dulce y el freezer listo para hacer su magia.

Lo lindo de esta receta es que no hay manera de que salga mal. No necesitás horno, ni moldes especiales, ni mucha experiencia. Solo ganas de disfrutar un postre casero, liviano y con sabor a frutilla natural. Ideal para después de una cena en familia, para una reunión entre amigos o simplemente para darte un gus

See Full Page