En el Congreso de los Diputados coexisten actualmente lo que se podrían definir como dos corrientes de análisis sobre los Presupuestos. Por un lado, está la que asegura el Gobierno y que dice que las cuentas públicas se presentarán antes de que finalice el año y que su intención es aprobarlas. Y la otra corriente es en la que militan los socios, algo menos concreta. Esta es más bien de desconcierto. Nadie parece entender con claridad cuál está siendo la estrategia del Ejecutivo en torno a las negociaciones presupuestarias ni qué pretende realmente Pedro Sánchez con este movimiento. Porque que el verdadero objetivo sea aprobar las cuentas es un escenario tachado por todos, como mínimo, de improbable.
De hecho, los socios no se ponen de acuerdo en si se está negociando o no. El Gobierno y