Me permito tomar este título de El Quijote porque la obra del Manco de Lepanto es inagotable, incluso cuando algún progre se empeñe en manosear la figura de Cervantes. En sus dos mil años de vida de la Iglesia no han faltado controversias teológicas, cismas, cuchilladas, descalificaciones y episodios escabrosos. A la Iglesia se le podría aplicar lo que Cervantes dijo de La Celestina: "Libro a mi entender divi... si encubriera más lo huma..." y esta institución a juzgar por los últimos papados, tiene mucho de humano y no tanto de divino. La figura del Papa, como sumo pontífice, es el motor que mueve la máquina de la doctrina, dirigida a los obispos, luego a las parroquias y demás estamentos; el último destino, los creyentes sin voz ni voto. Después de Juan Pablo II, que forjó su fe, persona
Con la Iglesia hemos topado

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