Nos han hecho creer que la menopausia es el final. El final del deseo, de la piel radiante, de la juventud y de esa versión “válida” de nuestro cuerpo. Nos han educado desde el miedo, desde la idea de que cuando llega esta etapa “ya todo se acabó”.

Pero la verdad es otra: la menopausia no es un problema que resolver, es un proceso natural e inevitable que nos invita a reconectar con nosotras desde un lugar más consciente y amoroso. El conocimiento es poder y con ese poder llega la calma, porque tenemos las herramientas para reconocer, sobrellevar y adaptarnos a los cambios que nuestro cuerpo va experimentando. La menopausia no marca un final, sino un “level up”, un nivel superior del cuerpo: una nueva versión que requiere desaprender lo aprendido para aprender a cuidarnos de otra forma.

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