Ángel Amadeo Labruna , máximo goleador del fútbol argentino, tenía 41 años cuando jugó su último partido en 1959. Hugo Orlando Gatti , arquero, ostentaba 44 años cuando disputó su último encuentro en Boca, en 1988. Eran excepciones de longevidad. En cambio, ahora no sorprende ver a un jugador de más de 40 años que se transforme en una de las figuras de un partido en el fútbol argentino.

Pasó con el defensor Juan Manuel Insaurralde (41 años), en la victoria de Sarmiento por 1-0 en el Monumental. Sucede cada vez que José Ernesto Sosa (40 años), en Estudiantes, da pinceladas con su calidad intacta para el disfrute de los hinchas propios y ajenos. Hay partidos en que los arqueros parecen pibes, como Enrique Bologna de Defensa (42) y Jorge Carranza de Aldosivi (44 y nuevo récord d

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