—¡Pa, vámonos para la casa!, le insistió Jairo Posada a su padre, Albeiro, mientras esperaban al lado de una chiva en el parque de Briceño—.
—No, mijo, yo todavía no me siento tranquilo para volver por allá.
Esa breve conversación retrata el drama de más de 2.000 campesinos que desde el sábado fueron desplazados de sus veredas por el frente 36 de las disidencias de las Farc , en un intento por frenar el avance del Clan del Golfo en el norte de Antioquia.
En cuestión de minutos, la orden de abandonar los hogares corrió como un eco por 18 veredas de este municipio, a 176 kilómetros de Medellín. Familias enteras dejaron atrás sus pertenencias, sus cultivos y hasta los animales. Este martes, cerca de 300 personas emprendieron el regreso en buses escalera y camperos, aferradas a una sola e