El ex presidente conservador Nicolas Sarkozy no está solo en la prisión para personas vulnerables para cumplir su condena de cinco años por el financiamiento libio de su campaña presidencial. Para la sorpresa de los agentes penitenciarios, dos policías del servicio de protección VIP a las personalidades de la República hacen guardias veinticuatro horas sobre veinticuatro y lo protegen.
También dos secretarias están en su oficina de la calle Miromesnil, que se ocupan de su correo porque él regresará en el 2026 nuevamente allí, y un cocinero, a su disposición, ha sido reenviado al Ministerio del Interior en las actuales circunstancias. El presidente debe comer la comida de la prisión . Pero las demás son las prerrogativas que tiene un jefe de Estado francés en la República.
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