La prohibición del café convive hoy con un contexto muy distinto al de hace décadas. Las cafeterías se han convertido en lugares de reunión, es un símbolo urbano y cadenas como Starbucks abren locales incluso en ciudades con fuerte presencia mormona. Para generaciones mayores, entrar a una cafetería podía ser tabú, pero sucede lo contrario para muchos jóvenes. Sin embargo, la Iglesia lo dejó claro: por muy sofisticado que sea el nombre, toda bebida con café está prohibida.
Esa insistencia refleja un debate interno más amplio: líderes que subrayan que el código busca el beneficio físico y espiritual frente a una base joven que, según encuestas citadas por autores mormones, relaja más la norma que sus padres. También ayuda a entender el ruido cultural en redes donde conviven testimonio

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