China ha estado utilizando el chantaje económico al restringir el suministro de tierras raras durante más de una década. En los últimos meses, esta estrategia se ha intensificado hacia Europa. La Unión Europea (UE) ha declarado estar "preparada" para responder a estas amenazas.
El canciller alemán, Friedrich Merz, quien anteriormente se mostraba reacio a imponer aranceles a los vehículos eléctricos chinos, ha cambiado de postura. Merz ha solicitado a la Comisión Europea que active el "botón nuclear" en términos comerciales, en respuesta a las restricciones impuestas por Pekín sobre minerales estratégicos.
Estos minerales, que incluyen 17 elementos esenciales para tecnologías futuras, son cruciales para diversas industrias, desde la defensa hasta la electrónica. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, se estima que en 2024 habrá 110 millones de toneladas de depósitos de estos minerales en todo el mundo, de los cuales 44 millones se encuentran en China, el mayor productor global.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, advirtió que "una crisis en el suministro de materias primas críticas ya no es un riesgo lejano". En su intervención en el Pleno de la Eurocámara, destacó que las dependencias con China podrían convertirse en herramientas de presión, lo que podría llevar a interrupciones en las rutas de suministro y afectar la producción en fábricas europeas.
Alemania, Francia y la Comisión Europea están considerando, por primera vez, el uso del instrumento anticoerción (IAC) si China continúa con su bloqueo. Sin embargo, los funcionarios de la UE han optado por minimizar la situación, afirmando que han realizado análisis exhaustivos y están preparados para cualquier eventualidad.
Un portavoz de la Comisión Europea indicó que ya ha habido contactos políticos entre los líderes comerciales de ambos bloques, con el objetivo de resolver la situación mediante el diálogo.
El IAC fue diseñado para contrarrestar presiones de terceros países, especialmente de China. Las medidas que se pueden implementar incluyen aranceles, restricciones al comercio de servicios y limitaciones en la inversión extranjera directa.
A pesar de la presión de algunas capitales para activar el IAC ante amenazas de aranceles por parte de Estados Unidos, su uso se ha planteado principalmente en el contexto de las relaciones con China. Las discusiones continúan mientras Europa busca proteger su economía de las posibles represalias chinas.