El anuncio del príncipe Andrés de renunciar al uso del título de duque de York volvió a poner en boca de todos una de las leyendas más antiguas de la monarquía británica: la “ maldición del ducado de York ”. A lo largo de más de seis siglos, el título —uno de los más tradicionales y simbólicos de la Corona— ha estado asociado a un destino de desgracias, traiciones o caídas abruptas.

Desde su creación en 1385, ocho hombres lo han recibido, y ninguno ha logrado conservarlo sin que su vida se viera marcada por un final turbulento. El último en sumarse a esa lista es Andrés, el hijo favorito de la difunta reina Isabel II , que decidió dejar de usar el título tras las controversias que lo vinculan fuertemente al caso Epstein, que opacaron su vida pública.

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