En una playa ventosa del sur de Inglaterra, entre acantilados de piedra caliza y restos fósiles de otro tiempo, un descubrimiento cambió una historia que llevaba más de un siglo escrita. Allí, un equipo de paleontólogos encontró las piezas que faltaban para entender el origen de los lepidosaurios : el vasto linaje que hoy reúne a más de 12.000 especies, entre lagartos, serpientes y el solitario tuátara de Nueva Zelanda.

Durante décadas, las hipótesis científicas solo podían imaginar cómo había sido el ancestro común de estos reptiles. Pero este nuevo fósil con rasgos, que combinan características primitivas y modernas, desafía lo que se creía sobre su evolución y obliga a reescribir el árbol genealógico del grupo. Lo que parecía un misterio sellado en piedra, finalmente empieza a revela

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