Un reciente estudio científico demostró que la presencia y expansión de los seres humanos ha alterado considerablemente el tamaño corporal tanto de animales domesticados como de especies silvestres a lo largo de miles de años.

La investigación analizó restos arqueológicos de diversas especies para rastrear cómo su morfología fue evolucionando en relación con los cambios en el entorno y el desarrollo de las sociedades humanas. Los expertos concluyeron que, mientras los animales salvajes tendieron a reducir su tamaño para adaptarse a ecosistemas intervenidos y a la presión de la caza, los animales domésticos experimentaron un incremento progresivo debido a la selección de características físicas más robustas y al auge de la ganadería.

A partir de la Edad Media, esta diferencia evolutiva se

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