A finales del mes de septiembre Ucrania lanzó un mensaje : ya era el laboratorio de drones más grande del planeta, pero con su último “monstruo” de 12 metros quería hacer lo mismo bajo el mar. Así presentaba en sociedad la familia de drones submarinos Toloka , un salto tecnológico que redefinía la guerra naval en el mar Negro. Ese esfuerzo ahora tiene su continuación en un dron que hasta hace poco solo habíamos visto en películas de James Bond y similares.

Evolución tecnológica. Ucrania ha llevado sus drones navales “Sea Baby” de ser lanchas explosivas desechables a convertirse en plataformas de ataque y misión múltiple capaces de operar a más de 1.500 kilómetros, transportar hasta 2.000 kilos y montar armamento pesado telecontrolado (lanzacohetes múltiples, torretas estabilizad

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