—Mi hija Erica fue golpeada hasta la muerte en su apartamento dentro del Colegio Bautista en Temuco, donde trabajaba como asistente de enseñanza de inglés mediante un convenio con Georgetown College. Fue suficientemente devastador saber que mi hija estaba muerta. Sin embargo, lo que agrava el dolor es la forma en que ocurrió, a manos de otra persona, y que se trata de un crimen que sigue sin resolverse.

Con esas palabras, Regina O’Neal, madre de Erica Hagan, se dirigió al recién designado embajador de Estados Unidos en Chile, Brandon Judd. Fue a través de una carta de seis páginas que planteó, en primer lugar, el dolor que siente tras 11 años de investigaciones sin resultados ni un culpable por el asesinato de su hija. Y por otro lado, enumeró las negligencias que se cometieron en ésta mi

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