De Omar Gonzalo Rincón Silva solo quedó un viejo bolso relleno con algunas pertenencias, entre esas una sábana con la que se arropaba las frías noches bajo una escalera, representando una clara imagen de la trágica vida que llevó en sus escasos 23 años de existencia.

El joven se autocondenó al exilio tras abandonar la casa de su papá hace meses. Su adicción a las drogas le hizo darse cuenta de lo insostenible que era para su familia de escasos recursos mantenerlo, ante el latente riesgo de que vendiera artículos de la propiedad para conseguir algunos recursos que le permitieran satisfacer los deseos que marcaron la mayor parte de su vida.

Fueron noches frías, sentado en una pequeña silla de madera, bajo las escaleras del primer piso de las torres de Villa de San Diego, en Los Patios. All

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