Los legisladores mexicanos son los más haraganes del mundo, calificativo elegante para evitar el mexicanísimo de güevones, que es el que mejor los retrata.
Y no, no se trata de una ofensa sino de un retrato hablado cuando el gobierno de México decretó el fin de la emergencia sanitaria en el país por el Covid, el 9 de mayo de 2023.
Han corrido dos años, cinco meses, catorce días y dos legislaturas, y los únicos que mantienen esas medidas de distancia son los zánganos del Senado y de la Cámara de Diputados que por razones desconocidas siguen operando a distancia.
Y así los vemos conectarse desde su casa, restaurantes, bares, desayunaderos, canchas de paddle solo para pasar lista y, los menos, seguir las sesiones cuando la mayoría corta de inmediato, no participa en las discusiones y menos