La encontró entre cientos de fotos antiguas, sin buscarla, como si el teléfono la hubiera guardado para este momento. Una línea fina, blanca, casi invisible, cruzando su pecho. Nada de dramatismo. Nada de filtros. Solo una cicatriz que ya no duele, pero que nunca olvida.
Adamari López no la publicó por obligación. La subió porque, al mirarla, no vio una herida. Vio una prueba superada. Una señal de que el cuerpo, aunque lo lastimaron, no la venció. “ En este mes de prevención del cáncer de seno , me llené otra vez de gratitud ”, escribió. No fue un grito. Fue un susurro que resonó en miles de pantallas.
En 2005, el diagnóstico llegó sin aviso. Mientras hacía una sesión de fotos, su hermana recibió los resultados. Solo con ver su mirada, Adamari lo supo. El anillo que Luis Fonsi le h

El Diario de Sonora

El Cronista Estados Unidos
El Periódico USA
Raw Story
The Daily Beast