"Tengo que vivir", dice con tono amargo Diane Miller, de 74 años, en medio de un estacionamiento en los suburbios de Washington. A su lado, cientos de empleados federales, asfixiados económicamente por el bloqueo presupuestario en Estados Unidos, hacen fila frente a una distribuidora de ayuda alimentaria.

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Llega su turno, muestra su tarjeta de funcionaria del gobierno federal y recibe dos cajas: una de frutas y verduras frescas, otra de alimentos no perecederos. Una ayuda "necesaria" desde que su hoja de pago muestra la cifra "0".

Desde el 1 de octubre, gran mayoría de los empleados federales están en paro técnico, no despedidos pero sin goce de sueldo, debido al "shutdown", el cierre del gobier

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