Alto mando

El Ejército mexicano, la última resistencia

Miguel Ángel Godínez García

El asesinato de Bernardo Bravo Manríquez , presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán, retrata el rostro de la impunidad. Bravo fue ejecutado por negarse a pagar extorsiones a los cárteles que desde hace décadas controlan la Tierra Caliente. Apenas días antes había denunciado públicamente a los coyotes ligados al crimen organizado que lucran con el precio del limón.

No era la primera tragedia en su familia: su padre fue secuestrado y asesinado en 2015 por los mismos grupos. La familia Bravo se ha convertido en símbolo de una región que hoy produce más miedo que limón. Las cifras lo confirman: las cuotas que los productores deben pagar al crimen organizado superan los tres

See Full Page