La sensación de bienestar que se experimenta tras una jornada al aire libre no es una mera percepción subjetiva. La ciencia ha identificado que en la propia tierra existe una bacteria, la Mycobacterium vaccae , que al entrar en contacto con el organismo humano es capaz de activar la liberación de serotonina en el cerebro , mejorando de forma directa y medible el estado de ánimo. Es el punto de partida que explica por qué el contacto con la naturaleza se ha convertido en una potente herramienta terapéutica.
De hecho, este mecanismo no es el único. Gestos tan sencillos como caminar descalzo sobre la hierba o la arena ayudan a neutralizar los radicales libres , según apuntan algunos estudios. El simple hecho de estar rodeado de vegetación ya enriquece la diversidad microbiana del cuerp

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