Algunos ya empacaron despensas, pañales, botellas de insulina. Otros, simplemente, guardan silencio. No es un concierto. No es una fiesta de cumpleaños. Es una ofrenda, disfrazada de baile.

La convocatoria llegó sin filtros: “Entrada gratis, nomás tírenme pa’ traer un apoyo para la gente necesitada con medicina, ropa, juguetes, despensa o cualquier apoyo que puedan traer. Todos somos uno mismo, ¡viva Guanajuato!” . Fue suficiente. Las redes se llenaron de fotos de cajas apiladas en puertas, de madres cargando bolsas de arroz con sus hijos, de jóvenes que no conocen al artista pero sí reconocen el gesto. No hay boletos. No hay patrocinadores. Solo una promesa: lo que se lleva, se da. Y lo que se da, se queda.

Pero detrás de la música y las luces, el ayuntamiento ha movido fichas. Según

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